Meditar es sencillo. Lo que nos da miedo es sentir todo lo que guardamos en nuestro interior y no tener a nuestra mente allí para decirnos que todo eso es producto de nuestra imaginación.
Según mi experiencia, si quieres despertar con toda tu consciencia, tendrás que aprender a meditar. Te va a traer muchas ventajas y una de las más importantes es que te creará un espacio para sentirte, para reunirte contigo, analizar tus emociones y conversar con tu alma.
Hay personas que no meditan, entendiendo esto como sentarse con los ojos cerrados y practicar mindfulness. Estas personas pueden preferir hacer deporte, correr, pasear, contemplar el mar o el fuego, hacer puzzles, maquetas o colorear, por ejemplo. Todas estas prácticas te hacen estar presente y te sumergen en una especie de trance donde tu mente se relaja y el pensamiento se ralentiza. Incluso puede hacerse con tareas domésticas como lavar los platos. En estas actividades, la mente piensa más lento y llegas a conclusiones más certeras porque tienes espacio para sentirte y dejar fluir emociones que de otra forma no alcanzarías a ver.
Si bien todo esto ayuda, a mi parecer no sustituirá a todo lo que obtendrás con la meditación. Para mí, todas estas actividades son complementarias a tu aprendizaje a través de la meditación. Además, el tiempo que inviertas en estas actividades no te hará profundizar en tu interior al ritmo que lo harían tus meditaciones continuadas en el tiempo. En la medida que empieces a conocerte y empieces a identificar tus emociones, podrás hacer meditaciones breves en todas estas actividades. El resultado es que, medites o no, aprenderás a conectar contigo varias veces a lo largo del día, ya sea paseando, lavando los platos o escuchando una canción.
Si ya meditas, esta entrada confirmará lo que ya sabes. Si no meditas, entonces espero ayudarte con mi experiencia. Hay una cosa que tienes que entender. El conocerte a ti mismo deberá ser una prioridad. No sé en qué momento de tu vida te halles, pero si has dado con esta página, es porque deseas despertar. Y debe convertirse en tu prioridad porque donde estás ahora no te gusta. Así que deja de postergarlo. Saca tiempo, busca un video explicativo y empieza.
En mi caso, yo aprendí a meditar buscando información en YouTube. Ya había probado comer sano, dormir 8 horas, infusiones de todo tipo, entrenar, ejercicios de relajación y había dejado la meditación para lo último, simplemente porque no creía en ella. Me resultaba una práctica que relacionaba con gente muy diferente a mí. Pero la incomodidad que sentía en mi vida era tan grande que tuve que intentarlo. La meditación era la única cosa que no había probado y que aconsejaban siempre para conocerse y acceder al propio mundo interior. Te cuento esto para que no pienses que estás solo. ¿Crees que la gente empieza a meditar por gusto? No lo creo. Debe haber una razón de base que persiste hasta que al final decides enfrentar el miedo a conocerte. ¿Sorprendido? La mayoría de la gente no medita porque no quiere conocerse realmente, no quiere escarbar entre el sufrimiento, la culpa, la soledad o los recuerdos olvidados para sanar el dolor. La meditación será una de tus herramientas clave para sanar.
Partiré de la base de que buscarás información y sabrás lo que tendrás que hacer para poder meditar. La meditación es muy simple y realmente no te hará falta entender mucho ni ahondar en estilos. Yo empecé haciendo una meditación diaria de solo 5 minutos. Pronto tu cuerpo te ira pidiendo más. Me sentaba en la cama y con auriculares escuchaba esta canción: La Lune
Escúchala, relájate y cierra los ojos. Ahora toca esperar. Sobre todo al principio, te sentirás tonto esperando algo que nadie sabe explicarte bien qué es. En mi caso, las primeras veces no hacía más que pensar y pensar y me era imposible acallar mis pensamientos. Esto ocurre en gran parte porque no hemos aprendido a reconocer que no somos nuestra mente. Lo oíste bien: Tú no eres tu mente. Esta frase la leerás muchas veces en mis entradas, porque es demoledoramente esclarecedora. Cuando empieces a mirar tus pensamientos como algo ajeno a ti, algo que tu mente origina, comenzarás a separarte por fin del ego. Entonces intuirás que adonde vas con la meditación, tu mente no podrá ir. Pero si sigues pensando que tú eres tus pensamientos, te quedarás siempre afuera con ella.
Sé que suena paranoico, pero es así, y cualquiera que medite te lo podrá decir. Al principio, la mente se vuelve loca al descubrir que estás intentando ir a un lugar sin ella. Este descubrimiento es para ambos, porque tú, meditando, descubrirás que estás intentando justamente eso, cosa que no creías posible antes.
Este es el punto clave que permite a unas personas meditar y conocerse y a otras no. Las que no consigan acceder, te dirán que simplemente se relajaron y su pulso disminuyó, o que les entró sueño. Yo te invito a que creas en ti, creas que todo esto es posible y le pidas a tu alma que te lleve a tu interior con ella. Debes saber que este proceso está lleno de magia porque no hay otra forma de describirlo. La transformación que se experimenta es increíble y por eso debes creer con todo tu corazón que experimentarás cosas fabulosas. El proceso de meditación es increíblemente personal porque irás descubriendo miedos y emociones muy amorosas. Probablemente muchas veces llores en tus meditaciones, cuando empieces a sentir todo lo que hay dentro de ti.
Durante la meditación, descubrirás que tu mente no quiere callar. En mi caso las primeras veces pensaba muchísimas cosas y tenía que contemplar el pensamiento y dejar que se extinguiera, siempre mirándolo como si fuera algo ajeno a mí. Después de unos días mi mente pensaba menos, pero imaginaba más.
En la quietud de mi habitación, con la luz apagada, mi mente elaboraba imágenes y recuerdos, casi de manera aleatoria. Mi mente no recibía una pauta de pensamiento y generaba imágenes que yo contemplaba. A veces eran lo que parecían dibujos animados, otras veces juguetes de mi infancia y también imágenes de mi infancia. Cuando oía algún ruido mi mente inmediatamente me mandaba pensamientos pero yo los dejaba que se extinguieran de nuevo. Esto ocurrió en 7 u 8 meditaciones, cuando ya meditaba 30 minutos. Por eso te digo que continúes. No esperes nada de tus meditaciones, tan solo pasa tiempo contigo mismo. Aprende a pasar tiempo sintiéndote.
Una de las cosas que hacía yo era centrar mi atención en la negrura que ves cuando cierras los ojos. A veces parecerá que hay matices o tintes anaranjados en aquella negrura, otras veces que se forman volutas o hay un movimiento suave. Todos estos detalles me servían de excusa para enfocar mi atención en aquella negrura, imaginándome que era mi interior y que, si me esforzaba, podría ver su profundidad y avanzar a través de ella.
No importa el recurso que elijas, simplemente empieza a observar que hay dentro de ti. Y un día ocurrirá algo. En mi caso fue en la novena o décima meditación. De pronto empecé a ser consciente de que había una sensación subyacente que siempre había estado ahí, puesto que no venía de afuera. Ahora por fin había dejado de agitar mi interior y podía notar como, en esa calma, percibía algo que me daba mucho bienestar.
Era un bienestar que siempre estuvo ahí pero que nunca pude ver con esa claridad antes. Entonces esa nueva sensación comenzó a hacerse más grande y, a pesar de no ser muy fuerte, era nueva. ¡Era nueva! Y las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas porque simplemente no podía describirla porque era nueva. Tenía 42 años entonces y nunca pensé que podía sentir algo nuevo. Me costó 42 años llegar allí. No supe lo que era y tampoco me importó, porque fuera lo que fuera, lo que me quedaba claro es que ese era el camino.
No puedo describir lo transcendental que es esto. Supera todo lo que imaginas porque no es externo a ti, se trata de una transformación real tuya. Todo lo que te diga es poco pero puedo asegurarte una cosa. Todo lo que te ocurra en este proceso es para siempre. No hay vuelta atrás, es imposible. Una vez que eres consciente de algo que ignorabas, ya no puedes volver a la inconsciencia de ello. Por eso te digo que medites, porque todo el esfuerzo que pongas en ello, toda la constancia y tus horas empleadas en conocerte merecerán la pena cuando sientas que efectivamente puedes sentirte sin que haga falta nada externo.
En ese momento habrás derribado tu barrera de la incredulidad. Y a partir de ahí te encantará seguir indagando en tu interior, porque ahora será más fácil empezar a distinguir tus emociones y empezar a sentir la misma sensación en otras actividades, puesto que siempre está contigo y ahora puedes identificarla. ¡La sensación está siempre, solo que no le habías prestado tu atención! ¿Te lo puedes creer? Y cuando descubres que tu ser está contigo siempre ahí, te inundará la sensación de que la vida te ama y de que nunca has estado solo. Y de que cuando te sentiste abandonado no era cierto. Y descubrirás que fuiste desagradecido con muchas cosas de tu vida, porque la vida lo único que ha hecho siempre ha sido amarte. Y al final comprobarás que si sigues por ese hermoso camino, vas directo al amor y a Dios.