Para crear algo bello, es necesario invertir tiempo y prestar atención a los detalles. Y con nuestra realidad ocurre igual.
Todo lo que tiene que ver con este tema es increíble. Personalmente, creo que debes estar leyendo regularmente sobre metafísica y el crecimiento interior para tomarlo en serio sin pensar que es una paranoia y, sobre todo, para poder asimilarlo de una forma que no te cree tensión, ansiedad o frustración.
La primera vez que oí acerca de esto fue como casi todos, a través del libro El Secreto de Rhonda Byrne. En él se te dice que todo lo que desees con suficiente intensidad se te cumplirá tarde o temprano en la medida que vibres a ese nivel de energía, porque las cosas con energía similar se atraen.
Todo esto es cierto pero ocurre una cosa. Me oirás decirlo muchas veces. Todo depende de tu nivel de consciencia. Es así de simple. Todo en este mundo depende de tu grado consciencial. Eso es lo que hace este camino tan complejo e intrincado (¡con infinitos laberintos mentales!) y a la vez, asombrosamente simple una vez que eres consciente de ello.
Voy a ponerte un ejemplo para intentar explicar esto. Para cambiar tu realidad vas a tener que cambiar primero tu atención. Será vital que te fijes en dónde pones tu atención; que por cierto, es nuestro gran poder. Seguramente ya has escuchado eso de en donde pones tu atención, se expande.
Bueno, ahora imagina que tu vida es como ir caminando por un pasillo lleno de puertas a ambos lados. En este pasillo de la vida, imagina que cada sala es un día de nuestra vida, por tanto, cada día entraremos en una sala a medida que avanzamos por el pasillo.
Ahora imagina que estás enfrente de una puerta y un preparador te da unas instrucciones:
– Al entrar en la sala, vas a ver una mesa y una reunión de amigos. Siéntate y comparte un rato con ellos. Después sal.
Imagina que lo haces y después sales de la habitación y te preguntan:
– ¿Qué viste?
Y respondes, por ejemplo:
– Bueno, había 5 personas, todos sentados en sillas alrededor de una mesa de cristal, con algunos vasos de agua con gas, móviles, papeles y bolígrafos. Las paredes eran blancas, con cuadros de paisajes y una gran ventana con persiana de color caoba. A través de la mesa vi los zapatos y zapatillas de las personas. Todos conversaban animadamente.
– ¿No viste un abrecartas dorado?- te preguntan
– No, no lo vi.
– ¿Estás seguro? Estaba entre los bolígrafos
Tú no viste el abrecartas. No importa lo que te digan. Por mucho que intentes recordar, si no lo viste, no podrás. Mejor dicho, quizás sí lo viste, pero no fuiste consciente de él. Para ti, en el rato que estuviste en la habitación, ese abrecartas no estaba y, en tu experiencia, ese abrecartas simplemente no existió. Claro, lo más fácil es volver a entrar en la habitación para comprobarlo, pero eso no está permitido. Tranquilo, no podrás entrar en la misma habitación pero podrás buscarlo en la siguiente.
Al día siguiente vuelves a estar enfrente de la siguiente puerta y te dicen: Haz lo mismo de ayer, fíjate en todo y sal.
Tú entras y haces todo igual, pero ahora buscarás el abrecartas. Y sí, lo encuentras en esta y en todas las futuras habitaciones. Unas veces en la mesa, otras veces tirado en el suelo, debajo de los papeles, debajo de las sillas, en el marco de la ventana o en una esquina de la habitación. Incluso lo encuentras aunque la decoración sea diferente o toda la estancia sea otro escenario: un restaurante, una reunión familiar o una playa. En realidad no importa a qué estancia o lugar entres ni que personas haya allí. Si tú sabes que en cada escenario hay un abrecartas, lo buscarás hasta dar con él.
Imagina que ahora que te has hecho un experto buscando el abrecartas, le dices al preparador:
– Ahora ya veo el abrecartas en todos los escenarios. ¿Siempre va a estar allí?
Sí, siempre va a estar allí. Es más, siempre ha estado en todos los escenarios de tu vida, cada día desde que naciste.
– Pero cómo no lo vi antes?
– Porque nunca te interesó buscarlo o creías que no era posible que hubiera uno allí. En realidad estabas atento a otras cosas. Te fijabas en otras cosas. Así que a partir de ahora vas a hacer lo siguiente: además del abrecartas dorado, vas a decirme si también ves la figura de una mariposa. Y cuando los encuentres a los dos siempre, vas a buscar también una moneda de 1 centavo.
Algo así ocurre en nuestra vida. Cada día es una habitación a la que no podemos volver a entrar una vez que el día concluye. No podemos volver atrás, pero podrás empezar a fijarte dónde encontrar el abrecartas, mañana mismo si así lo deseas.
¿Qué es el abrecartas? Pues el abrecartas es, por ejemplo, una perspectiva optimista del evento que estás viviendo. La que sea, pero positiva, ya sea de ti mismo o de los demás. Y la figura de la mariposa es, por ejemplo, un detalle amoroso de la situación. El que sea, pero amoroso. Ya sea de lo que sientes tú o por las acciones que están haciendo los demás. Y la moneda es el siguiente matiz en tu percepción que tendrás que seguir buscando en todos los eventos o días de tu vida.
Los matices que tendrás que buscar no son los mismos para todos. Una persona puede ver un aspecto de la vida que tú nunca has visto y viceversa. Y aquí tendrás que hacer una labor de análisis sincero contigo para ver qué cosas no experimentas para que sea un día bueno. Es decir, qué cosas, a tu parecer, necesitas para que tu día o evento sea perfecto o ideal y lo puedas catalogar de bueno. Busca la positividad, el amor, la realización personal, la gratitud, la autoestima, la solidaridad, la admiración, la integridad, la nobleza, la confianza, la asertividad y, en definitiva, todo lo que embellece el espíritu.
Aquí lo complicado es creer que necesitas que te pasen cosas a TI. Que te ocurran determinadas cosas a TI, que físicamente las experimentes o que te digan determinadas cosas. No. No necesitas que te ocurra nada (aunque te ocurrirán cada vez más). Solo se requiere que identifiques estas cualidades en tus eventos y que vivas estas perspectivas que antes no existían para ti. Y no es porque no existieran antes, sino simplemente no eras consciente de ellas. ¿Entiendes?
Por eso un mismo evento puede ser completamente diferente para una persona y otra. Todo dependerá de tus gustos personales, tu estilo de vida, tus traumas o alegrías, tu estado anímico y, sobre todo, de tu nivel de consciencia.
Empieza buscando una perspectiva positiva y después un matiz cualquiera de los que te he mencionado antes y verás que cada vez los ves más en cada evento de tu vida. No importa si no hay un efecto directo en tu persona, primero debes ser consciente de que existe. Es decir, empieza a ver matices positivos en tu vida y pronto los verás automáticamente, sin tener que reflexionar sobre cómo convertir una circunstancia personal en positiva. Simplemente mientras estés viviendo tu evento, verás el matiz y serás consciente de él, y por tanto, lo vivirás también. Cuando eres consciente de algo, lo experimentas y lo vives, independientemente de si es una acción directamente para ti.
Como te he dicho en alguna otra ocasión, las cosas no basta con haberlas entendido intelectualmente. Tienes que sentirlas. Pero tranquilo, porque en la medida que seas consciente de ellas, las sentirás. Es imposible no hacerlo, porque si entra en tu consciencia, entra en tu mundo. Solo necesitas redirigir tu atención. Por eso al final, siendo consciente de ello, en realidad el evento será para ti. Esto es una de las paradojas de la vida.
¿Qué te espera haciendo esto? Bueno, pues que finalmente te verás rodeado de percepciones positivas y empezarás a darte cuenta que están ahí para ti (¡siempre han estado!), y que tú, junto con todo lo que acontece, estás siendo parte de ello. Y esto nos lleva a algo más hermoso, porque realmente serás testigo de cómo tu realidad cambia enfrente de tus ojos y que has sido tú quien lo ha hecho posible, con tu atención. Y créeme, cuando empiezas a ver una cualidad, comienzan a aparecer muchas más. ¿Y sabes? No se trata solo de creencia o de pensamiento positivo sin más, porque lo vas a experimentar personalmente. Y si entendiste la ley del espejo, te darás cuenta de que la vida experimenta un cambio hermoso porque en realidad, el cambio hermoso, ya ha ocurrido antes dentro de ti, en tu consciencia. Así de simple y complejo.
Busca tu abrecartas.