La fe es la cantidad de Dios que decides recibir. Es la cantidad de Dios que dejas pasar adentro tuyo. Es lo consciente que eres de tu esencia divina.
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La fe es algo hermoso. Va a estar ligada íntimamente a tu proceso de despertar. ¡Yo partí de una fe casi inexistente! En realidad no importa si es mucha o poca, lo que importa es que decidas que quieres incrementarla y anclarla definitivamente a tu corazón. El despertar es algo mágico. Todas las piezas de tu crecimiento personal se tocan unas a otras siempre y si una crece, notas los efectos en todas ellas. Si una vibra, vibran todas las demás, porque en el fondo, todas te van a conducir al amor. Te irás dando cuenta de esto a medida que vayas experimentando tu hermoso proceso. Y junto con la consciencia de tu propio ser, la fe es la pieza más importante. Es el efecto que crece junto contigo.
Al principio quizás creas que tienes fe, aunque si lo crees o lo deduces, probablemente estés mirando en el lugar equivocado. La fe se siente. Pero no es solo sentir bondad o una inclinación hacia Dios, el Universo, la Vida o como quieras llamarlo. Para que puedas vivirla, deberás experimentarla, deberás sentirla. Deberás sentirte. Tienes que sentir lo especial que eres, lo grande y único que eres. Tienes que sentir que formas parte de algo hermoso y que eres profundamente amado por la vida. Desde ese estado de amor, sentirás tu fe, porque no podrá ser de otra manera. Es inevitable darse cuenta que eres algo más grande que tu cuerpo y que ser consciente de ello y experimentarlo es una experiencia más grande que tu propia vida terrenal, porque es anterior a esta vida. Si crees que no vas a morir cuando tu cuerpo muera, si crees que hay otra vida después de esta, entonces es que no puedes morir. Y si no puedes morir, es que ya estabas vivo antes de nacer. ¿Entiendes? Eres eterno, tienes un alma conectada con lo divino. Eres una partícula de un gran Dios de amor puro, porque puedes sentirlo cuando te sientes. En ese momento, conectado a la vida, estás en certeza. En la medida que seas consciente de ello, mayor será la percepción de tu fe. Mientras más grande, poderoso y rotundo lo sientas, más te convencerás de que tu fe, sea del tamaño que sea, es inamovible, inalterable e infinita. Por eso crecerá cada vez más hasta ser una verdad.
Había una película llamada En busca del fuego (1982). La película comenzaba con el viaje de una tribu de cromañones que avanzaba protegiendo una pequeña llama. La protegían porque no sabían crear fuego y, por consiguiente, para ellos era tan importante mantenerla encendida que daban su vida para que no se extinguiera. La llama que portaban era minúscula pero la defendían porque sabían todo lo que suponía. La película versa sobre otra cosa pero, de niño, quedé impresionado por este comienzo. ¿Cómo podía ser tan importante como para morir por ello?
A lo largo de mi despertar me di cuenta que la fe es una pequeña llama que brilla dentro de ti. Sabes que es importante pero no sabes cómo hacerla más grande. Mi consejo es que aprendas a meditar. Es primordial que sepas cómo conectar contigo, cómo sentirte parte de algo más grande. Debes sentir que vive dentro de ti y reconocerla, independientemente de su tamaño. Porque la dificultad de todo esto no depende del tamaño inicial de tu fe, sino de lo que estés dispuesto a dejarla entrar en ti. Te estoy hablando de tu rendición. Ríndete a esa pequeña llama y automáticamente la harás un poco más grande. Lo que la hace pequeña es tu miedo a rendirte a ella, una barrera que tienes o un miedo. Déjala brillar y ámala. Y entonces comenzarán a llegar a tu vida pequeños milagros porque has decidido dejarles paso. Y con cada milagro, con cada prueba, tu fe aumentará aún más. Y entonces podrás rendirte un poco más a tu fe. Y se producirá un siguiente milagro más grande y te volverás a rendir. Y así una y otra vez. Defiende tu llama, protege tu fe y contempla cómo crece. Y sobre todo recuerda que no estás solo. No tienes por qué hacerlo solo. Pídeselo al Universo, la Vida o Dios, dile que te ayude a tener más fe, que te mande pruebas que puedas entender. Y nuevamente todo será paradójicamente mágico, porque si lo pides con auténtica fe, aunque sea la tu llamita inicial, tan pequeña como un grano de mostaza, tu deseo ocurrirá.
Esta canción me encanta: Need You Now. Espero que te inspire. Escúchala y abraza tu fe.
