
Tabla de contenido
Lo Desconocido ocurre en el presente. Y el presente es mucho más que un momento: es el lugar donde habita lo divino. ¿Dónde vives tú?
Cuando una verdad se integra
En este camino de autoconocimiento te darás cuenta que las “verdades” que vayas encontrando por tu senda, quedan fijadas a tu ser, completamente integradas y asimiladas.
Lo maravilloso es que cada vez que encuentres una nueva idea o concepto que resuene con todo lo que estás aprendiendo, formará parte de tu conjunto de creencias sin entrar en conflicto con ellas. De hecho, hará todo lo contrario, reforzará a todas las demás con una nueva capa de entendimiento, es decir de conciencia. Y tu conciencia crecerá.
Una frase que abre una puerta
Decir que tu conciencia crecerá no es otra cosa más que decir que ahora eres consciente de algo más que antes no eras. Por eso “crece”, porque ahora es mayor que antes. Tu conciencia es más grande y el resultado es que eres consciente de más.
Leí una frase en el libro Coraje de Osho: “Cuando lo desconocido llame a tu puerta, ábrela”. A partir de ahí, nace esta reflexión personal. ¿Estás listo?
La ilusión del pasado y el futuro
Alrededor de esta frase hay todo un nuevo concepto que quiero explicarte. A mí me significó un nuevo crecimiento de conciencia que me mantuvo toda una semana maravillado, y que indudablemente, me ayudará a todo lo nuevo que venga a mi vida.
Ya sabes que el pasado no existe realmente, porque nunca dejamos de estar en el presente. Si hoy te quedaras toda la noche despierto, llegarías a “mañana” sin haber dejado nunca de estar en el presente, ¿verdad? Y esto se puede aplicar con toda tu vida. Si nunca hubieras dormido, habrías podido constatar que el niño de 8 años que eras realmente sigues siendo tú mismo…
Ahora vamos a hacer lo mismo con el futuro. El futuro tampoco existe. Es solo una elucubración de tu mente intentando adivinar que vendrá, utilizando recuerdos del pasado con algún cambio o variante que le ayude a acercarse a una realidad futura. El caso es que nunca llegamos a ese futuro, porque siempre estamos en el presente. Ese “mañana” en realidad siempre es hoy.
Entendido esto, vamos a traer otra idea. Después uniremos todos los puntos para sacar una conclusión mayor.
La Vida: aquí y ahora
Sabiendo que no existe el pasado ni el futuro, podemos estar de acuerdo que lo único real “ocurre” en el presente. Es decir, lo único real es el presente. Ahora tenemos que aceptar esta idea plenamente, sin resistencias, y saber que todo lo que sea real en nuestra vida se encontrará en el presente, en ningún otro sitio. ¿Lo has entendido?
Dios vive en el ahora
Partimos de la base de que crees en el Universo, la Vida, una Consciencia Cósmica, en Dios o como quieras llamarle. Dios es real y esto significa que Dios se encuentra en el presente. ¿Cómo puedes conectar con Dios?
Bueno, pues debes saber que Dios viene a buscarte muchas veces, pero no estás en “casa”, en tu morada, donde deberías estar.
Dios viene y no te encuentra. ¿Por qué? Porque siempre estás en el pasado o en el futuro, tu mente siempre está allí y tú con ella, pensando en recuerdos y tiempos pasados o al revés, planificando cómo será tu futuro y todos las cosas que harás cuando por fin llegues a ese futuro. ¿Te das cuenta?
El precio de vivir en otro tiempo
Si pasas tu vida pensando en el pasado o en el futuro, Dios, que es real, que vive en el presente y que viene a buscarte… no te encuentra. Y si estás pidiendo algún tipo de señal al Universo, no la obtendrás viviendo en el pasado o en el futuro. Porque simplemente no serás consciente de ella.
Pero esto no acaba aquí. Se pone mejor.
Tu vínculo con la Existencia
Veamos ahora la relación de un hijo con sus padres. Tú, como hijo, seguro que llegaste a pensar que podías ser completamente independiente de tus padres.
Y no me refiero al aspecto económico. Me refiero a la idea general de tu vida. Seguro que de adulto pensaste que eras tan independiente que en algunas temporadas tenías que promover o reforzar tu vínculo con ellos para que no se debilitara.
Bueno, quizás eso piensa el hijo. Tus padres pensarían otra cosa: el lazo no se puede romper. Y si ya eres padre, podrás comprobarlo al pensar en tus propios hijos. El vínculo es irrompible e intentar “romperlo” tiene un costo emocional colosal que además no servirá de nada, puesto que no lo conseguirás. Estás conectado y cada vez que veas a tus padres, sin que digan nada ellos, tú lo sabrás, lo sentirás, y ellos también. Porque ese vínculo espiritual es indestructible.
La Vida nos invita a crecer
Ahora vamos a unir los puntos.
Piensa esto: ¿por qué queremos estabilidad? Nos resistimos a los cambios porque los cambios incomodan. Nos hacen salir de nuestra zona de confort y nos obligan a enfrentar lo desconocido, lo que creemos inseguro y de inciertas consecuencias.
Preferimos lo conocido (el pasado) porque ahí sentimos que controlamos las cosas y nos sentimos protegidos por nuestro cerebro que puede elaborar el plan perfecto para que nada cambie y todo siga como hasta ahora.
Lo inesperado es lo real
Pero recuerda que lo real ocurre en el presente. Esto quiere decir que todo lo nuevo de la vida, los cambios imprevistos, esas variables que nunca controlas, los golpes de mala suerte, las desgracias y, por supuesto, también las bendiciones, los golpes de buena suerte, los triunfos imprevistos y, en general, todo lo que no esperas y cambia, es lo real. Es la Existencia misma manifestándose ante tus ojos. Esta Existencia, que no puedes controlar ni predecir, es el Universo, la Vida o Dios contactando contigo. ¿Te das cuenta?
Todo esto, lo impredecible, es el Misterio de la vida, es Dios. Y es real y es en el presente. La Existencia viene a buscarte a casa, pero si sigues tratando de que nada cambie, anclado en el pasado o en tu plan futuro, no te encontrará. Porque no estarás en casa.
“Cuando lo desconocido llame a tu puerta, ábrela”.
Una oportunidad divina
Vas a tener que abrazar lo desconocido, no como una amenaza, sino como una oportunidad divina. Porque es el Universo acercándose a ti. La Vida queriendo vivir a través de ti. Vas a tener que estar atento, es decir, presente, para no perderte su visita.
Y de nada te servirá no responder. Al igual que ocurre con la relación padre e hijo, puedes pensar que vives aislado y que no vendrá. Pero el vínculo está ahí, y la Existencia encontrará el modo de dar contigo.
Abraza el cambio y abre la puerta
Ignorar su llamado solo generará un alto costo emocional, una sensación cada vez más profunda de desconexión, que irá creciendo a medida que más lo ignores. Una y otra vez se te presentarán los cambios. No importa lo que hagas. Y cada cambio será una invitación de la Vida a reunirte con ella. A experimentarla plenamente. A dejar de controlar y comenzar a confiar. ¿Lo ves? Dios es una experiencia, una parte esencial de tu crecimiento espiritual.
Abraza el cambio. En lo Desconocido puedes estar seguro y sentirte protegido, porque es Dios llamando a tu puerta. Así de simple y mágico.